lunes, 6 de febrero de 2012

El erizo común (Erinaceus europaeus)


El erizo común (Erinaceus europaeus) es una especie de mamífero erinaceomorfo de la familia Erinaceidae, anteriormente incluido dentro del antiguo orden Insectivora.

Al igual que el resto de erizos, posee una envoltura de pinchos formada por varios millares de púas rígidas, resultado de una modificación de la piel.

Distribución:
El área de distribución de esta especie corresponde a la Región Paleártica, descontando de ella el Himalaya y el Norte de África. También se halla en islas del Mediterráneo.

Ha sido introducido en Gran Bretaña y en Irlanda.

Hábitat:
El erizo común tiende a vivir en espacios abiertos cubiertos por matorrales, en terrenos cultivados, en dunas de arena, y hasta en pedregales, pero que en general no sean sitios demasiado húmedos ni demasiado fríos. Se halla en bosques perennifolios y caducifolios, y en sus lindes. Es frecuente en las inmediaciones de las poblaciones rurales, y en invierno puede acercarse a las construcciones humanas.

La extensión del territorio varía según la disponibilidad de alimento.

Puede encontrarse desde una altura al nivel del mar hasta los 2.400 msnm. En Córcega es raro encontrarlo por encima de los 500 msnm.


Comportamiento:
De olfato muy desarrollado, con el que es capaz de oler el alimento enterrado a 3 cm de profundidad, el erizo común es animal sobre todo nocturno. Se piensa que este hábito no es tanto una estrategia de protección como de depredación, dado que sus presas son mucho más abundantes durante la noche. Sale al atardecer y retorna al alba; pero también tiene algo de actividad diurna en días húmedos. Los otros días, suele pasarlos en su guarida, hecha de hojarasca y otras materias vegetales, además de pelo, en la base de matorral espeso, en una cavidad, donde puede pasar durmiendo 18 horas. Aunque cuando sale en busca de alimento suele hacer el mismo recorrido de la noche anterior, tiene varios de estos refugios repartidos por su territorio, y cambia de uno a otro con frecuencia. Bien protegido por su armadura de púas, no teme cruzar espacios abiertos. Traiciona su paso con los ruidos que produce al andar y al rozar los objetos y, sobre todo, con su sonora respiración. Dormido, es frecuente que ronque.

Es excelente nadador y escalador, y puede llegar a recorrer 2 ó 3 km en una noche, a una velocidad media de 3 m por minuto.

Es solitario por naturaleza salvo en la época de reproducción. Sin embargo, cuando se juntan en una misma área varios ejemplares, existe algún tipo de comunicación mediante pequeños mordiscos.

En general, los individuos establecidos en zonas despejadas se desplazan más que los que viven en zonas de más vegetación. Los machos son agresivos, y tienden a considerar territorio suyo una zona mucho más grande que la que emplean para la caza. Las hembras, que se desplazan con mayor lentitud, tienen campos de acción de menor extensión.


Este animal presenta comportamientos de acicalado: se arregla con las patas las púas; y con la lengua, el vientre.

Además, como otros erinacinos, tiene la costumbre de ensalivarse las púas de los flancos: a veces, sin motivo aparente; otras, tras haber olido o gustado sustancias de carácter astringente, o de sabor fuerte, como puede ser la piel de un sapo, una colilla de tabaco, un trozo de cuero, o una mancha de pintura. En este fenómeno, sea reactivo o no, interviene el órgano de Jacobson, que da lugar a una sobresalivación. Se desconoce aún la utilidad de este rasgo del comportamiento, pues ni contribuye a la limpieza del cuerpo ni sirve para repeler a los numerosos parásitos cutáneos que puede tener el erizo. No obstante, algunos autores sugieren que esta costumbre sirva para aumentar la protección al hacer que el armazón de púas sea ligeramente venenoso en virtud de la actividad química de la flora bacteriana presente en la saliva. Otros sugieren que se trate de una suerte de reclamo sexual, dada la gran capacidad olfativa de estos animales.

Alimentación:
El erizo común es omnívoro. Consume grandes cantidades de alimento, en especial artrópodos, gusanos, moluscos, pequeños vertebrados (ranas, pequeños saurios, culebras, musarañas, pequeños roedores, polluelos), huevos, bayas, bellotas y castañas.

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