El tarsero filipino (Tarsius syrichta), llamado mal por los t'boli, es una especie de primate tarsiforme que durante muchos años se creía exclusivo de las selvas de Sumatra, Indias Orientales, islas Célebes y las provincias de Samar, Leyte, Mindanao y Bohol en Filipinas. Tribus como los b'laans y los t'bolis también decían que se encontraba en la provincia de Sarangani, algo que por fin se corroboró cuando el 30 de marzo de 2002 se capturó una pareja de esta especie en peligro en las zonas montañosas de las municipalidades de Maitum y Kiamba.
Son nocturnos e insectívoros, presentan un tamaño reducido, de unos 15 cm de largo, que hace muy difícil su localización. Durante el día, estos tarseros duermen en agujeros oscuros cerca del suelo. Su hábitat natural es la jungla con vegetación densa y frondosa para guarecerse en árboles de pequeño tamaño u otros elementos que les confieran protección como hierbas altas, matorrales o brotes de bambú.
Pueden girar la cabeza 180 grados y sus grandes orejas membranosas parecen estar en continuo movimiento. Por sus ojos abiertos como platos ostentan el récord Guinness del mamífero con los ojos más grandes en relación al tamaño del cuerpo. Utilizan su delgada cola, dos veces más grande que su cuerpo para balancearse. Trepan verticalmente a los árboles y brincan de rama en rama. El color de su pelaje espeso y sedoso varía entre el gris y el marrón oscuro. Sus labios están alargados y presentan almohadillas en las yemas para sujetarse y trepar mejor por los troncos.
Paradójicamente, la superstición local ha servido para preservar esta especie en peligro. Los indígenas los sueltan al bosque porque creen que trae mala suerte.
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