jueves, 13 de octubre de 2011

El diablo o demonio de Tasmania (Especie en peligro crítico de extinción)


El diablo o demonio de Tasmania (Sarcophilus harrisii) es una especie de marsupial dasiuromorfo de la familia Dasyuridae que sólo se encuentra en la isla de Tasmania, al sur de Australia. Su tamaño es como el de un perro pequeño, pero de gran fuerza. Es el marsupial carnívoro más grande que existe. Se caracteriza por su piel cubierta de pelo negro, por su desagradable olor ligado al estrés, por su grito muy fuerte y molesto, así como por sus hábitos alimenticios y por la dificultad que presentan las hembras para aparearse. No suele cazar grandes presas, alimentándose, además, de carroña, incluidos los huesos y piel. Es capaz de llevarse el alimento a la boca ayudándose con sus miembros anteriores. Los demonios de Tasmania, habitualmente, buscan la comida en solitario, pero se reúnen en grupos cuando disponen de alimento en abundancia. En Tasmania fueron considerados una amenaza para el ganado, por lo que fueron cazados hasta 1941, cuando pasaron a ser una especie protegida. Desde finales de la década de 1990 el tumor facial que padecen ejemplares de esta especie ha reducido significativamente la población, por lo que podría ser declarada especie en vías de extinción.


 Tumor facial de los demonios:
Observada por primera vez en 1999, el tumor facial de los demonios (devil facial tumour disease, abreviada DFTD) es una enfermedad que ha reducido significativamente la población de los demonios de Tasmania, estimándose una reducción de entre 20% y 50%. Afecta a las poblaciones de gran densidad, en donde se ha presentado hasta 100% de mortalidad en el curso de 12 a 18 meses. La enfermedad se ha concentrado sobre todo en la parte este de la isla, aunque, a principios de 2005, se detectaron tres casos en el sur.

Los primeros síntomas de la DFTD son lesiones y protuberancias alrededor del hocico que degeneran en tumores cancerígenos, esparciéndose por la cara y el resto del cuerpo. Los tumores entorpecen la alimentación de los demonios, al punto que éstos mueren por inanición. Utilizando cultivos de los tejidos cancerosos, los investigadores han identificado el cáncer como neuroendocrino, con idénticos desórdenes cromosómicos. Inicialmente se pensó que la causa de la DFTD era un virus, pero no se ha encontrado evidencia de virus en las células cancerígenas. Se piensa que las mismas células podrían ser el agente infeccioso, produciéndose la contaminación durante los contactos por peleas entre estos animales. Las células DFTD tienen cariotipo similar a las células del tumor canino venéreo transmisible, que es un cáncer que se transmite entre los perros por contacto físico.

Las poblaciones salvajes de demonios de Tasmania están siendo estudiadas para seguir la expansión de la enfermedad y para identificar cambios en su prevalencia. Esta vigilancia incluye atrapar demonios en áreas definidas para verificar la presencia de la enfermedad y determinar el número de animales afectados. Al visitarse la misma área repetidamente se puede caracterizar la expansión de la enfermedad en el tiempo. Se ha establecido que los efectos a corto plazo de la enfermedad pueden ser desastrosos. El seguimiento a largo plazo en múltiples zonas será esencial para establecer la persistencia de la enfermedad y si las poblaciones se podrán recuperar de ella. El trabajo de campo permite verificar la efectividad del método de combate actual, que consiste en atrapar y sacar de su medio a los ejemplares contaminados. De esta forma, se intenta lograr que más diablos sobrevivan hasta la edad de reproducción.

Se han establecido dos poblaciones de demonios libres de la enfermedad fuera de la isla con el fin de preservar la especie. También las poblaciones en los zoológicos se preservan libres de la enfermedad. En mayo de 2005, se recomendó incluir al demonio de Tasmania en la lista de especies en peligro 'intermedio' de extinción. La reducción del número de diablos también es considerada un problema ecológico, dado que se cree que su presencia en el ecosistema de la selva de Tasmania ha impedido el establecimiento del Zorro rojo, introducido en Tasmania ilegalmente en 2001. El zorro es una especie invasiva que produce muchos problemas en el continente australiano, y su establecimiento en Tasmania hace peligrar la recuperación de las poblaciones de demonios.


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